Querida audiencia:
Acabo de terminar de verme Asesinato en el Expreso Oriente la versión de 1974. Su comienzo es lento y su desarrollo, comparado con el ritmo frenético de las películas de hoy en día, podría tornarse un poco tedioso.
La película te da tiempo de respirar y se toma con clama el desarrollo de la trama. Te muestra poco a poco los eventos y lentamente, sin que tú lo notes, te va sumergiendo en su mundo.
Al final no puedes evitar querer saber que pasa. Los últimos minutos de la película, te mantienen con una extraña sensación de suspenso, y te das cuenta que un extraño encanto se apoderó de ti. Efectivamente, la película con su lenta pero constate narrativa te ha cautivado. Es una excelente película de misterio. Un clásico.
Al final, mientras los créditos rodaban no pude evitar pensar. En mi tiempo en Holanda, cada fin de semana tomé el metro. Es lo más cercano que he experimento a un "expreso de oriente". Ahora sé que siempre lo tomé por amor. Al principio de mi llegada lo tomaba para ir y visitar a mi ex, Richard, alguien con quien llevaba una relación a larga distancia hace dos años y la única persona con la que he considerado envejecer.
Varias cosas pasaron en esos "viajes de expreso". Sé que el metro no es un expreso, pero para fines narrativos concédanme esta licencia creativa. Fue en unos de esos primeros viajes que llegué a la casa de Richard y conocí a su madre, hermana y padrastro la primera vez que viajé a Holanda. Fue en uno de esos viajes de expreso, que mi ex-jefa me enseñó como movilizarme de lugar a lugar la segunda vez y ser una niñera decente.
No solo pocos fueron por mi, todos se sintieron como la palabra expreso indica. Rápidos. En realidad todo en mis 20s se sintió así.
Me enamoré de Richard a las dos semanas de hablarnos a larga distancia y empecé a salir con Alex de manera exclusiva casi al mismo tiempo. Allá mismo, establecí mis amistades rápidamente y me dediqué a ellas igual. Todas en ese momentos fueron las decisiones correctas, y debo agradecer al universo que siempre me manda excelente gente de muy buena calidad.
Sin embargo, ahora me encuentro deseando y apreciando un ritmo diferente. Las amistades que más valoro ahora son las que han sobrevivido al tiempo, la geografía y el espacio. Esas, que al igual que esa clásica película, se han tomado su tiempo para desarrollar y lenta pero constantemente se han vuelto bases fuertes de confort, complicidad y alegría.
Los amores que ahora busco no son rápidos y llenos de practicidad. Son los que lentamente y con confianza surgen y luego te sorprenden con un sentimiento profundo que se ha instalado en ti de manera silenciosa pero precisa.
Ahora, ya devuelta en mi país solo tomo buses y flotas por tres personas, mi papá, mi mamá y yo. También me aseguro de poner a la tercera persona mencionada en esa lista de primeras.
Cada día, cada fin de semana, convoco a mi aventurera en desarrollo y la reto a tomar otro camino. Pero más que expreso, ahora en mi mente tomo un tren. Un tren que se detiene varias veces en el camino y me deja contemplar la vista. Uno que a veces cambia de destino y eso esta bien. Uno que como la película que acabo de ver, esta lleno de personajes increíbles, enigmáticos, e inolvidables, todos unidos por algo en común: que me hacen y les hago bien.
Un tren si afanes y con solo una meta: disfrutar del viaje y volverse un clásico.
Ustedes querida audiencia en que andan montando en el momento,
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Siento que en la vida toda pasa cuando tiene que pasar.
Si querida audiencia, así de cliché es a veces la vida.