El día en que le contesté a mi madre

Summary:

Aprender a decir "Te amo, pero no estoy de acuerdo"

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Holanda 2019, 

Lo había decidido, iba a terminar con Richard. La conversación con él iba a ser dificil, pero esa no era la conversación que más preocupaba. La conversación que más me preocupaba, la razón por la que casi no había podido dormir tenía otro nombre: Ana Cecilia Espitia, o como ya la conocía, mi mamá.

Para mi mamá solo existía un hombre en el mundo que valía la pena: Richard. A pesar de que ambos no hablaban el idioma del otro; ella inglés, él español, ellos se habían amado en la ignorancia de sus propias personalidades. 

Tenían un foco en común en el que casi siempre estaban de acuerdo: yo. Ambos estaban de acuerdo que debía bajar de peso, concordaban en que debía hacer más ejercicio y asentían cuando yo les explicaba que de escribir "no se vive". También, aunque lo ignoraban, compartían el mismo carácter explosivo y manejaban igual de "bien" el que no se les diera la razón. 

Después de dos años y medio, miles de peleas y una dínamica a lo mínimo tóxica, era hora de enfrentar mi realidad: estaba saliendo con la versión suiza de mi madre. Y ni siquiera era la versión mejorada, no. Me había asegurado que encontrar la versión que enaltecía todas sus cualidades extremas. El ojo crítico, el temperamento fuerte, la creatividad verbal cuando la ira los poseía... Lo había sabido hacer bien. 

Después de seis meses en Holanda ya había tenido suficiente. 

- Hola mami ¿Cómo estás?

- Bien mamita, ¿Qué me cuentas?

- Mami, voy a terminar con Richard

Silencio total. 

- ¿Mami?

- ¿Ya lo decidiste?

- Si - dije aguantando la respiración

- Pues entonces nada; yo nunca tuve un hombre que me cuidara y tú estás perdiendo al único uno que hace eso por ti. 

Las palabras me atravesaron fuertemente, pero esta vez, no retrocedí. Sabía que su comentario venía desde el miedo. Miedo de soltar lo conocido, porque aunque imperfecto era eficiente y de pronto con el tiempo podría ser suficiente para mi. Miedo porque Richard, al igual que ella tenía uno de los corazones más grandes del mundo y ese era el tipo de corazón que ella deseaba para mi. Miedo porque sin él, me quedaría sin ningún tipo de sistema de apoyo, en un país extranjero. 

Querida Audiencia

Pero yo sabía que estaba bien. Respiré profundo y respondí:

- No mami, te equivocas. Te equivocas porque Richard no es el único hombre bueno que me va a amar. El siguiente va a ser más bueno que él y si hay otro después de ese pues ese va a ser aún mejor - empecé a llorar - Si termino con Richard no es para empezar a salir con idiotas. Si dejo a Richard en estos momentos, es precisamente por que sé que él y yo merecemos más. 

No recuerdo que me respondió ella en ese momento, solo sé que colgamos rápido y en malos términos. Esa noche terminé con Richard por video llamada. 

Verán querida audiencia; nunca he sido particularmente rebelde, sin embargo siempre he tenido alas grandes y un miedo profundo a extenderlas plenamente. Siento que por eso permití que por años, gente a la que amaba y me amaba, me dijera que tanto podía expandirlas. Siento que por eso por años busque gente que buscara contenerme y les di permiso para que lo hicieran. Siempre lo hacían desde el amor y con buenas intenciones pero con el mismo resultado: una jaula. Mi hermosa madre siendo la primera en la lista.

Querida Audiencia

Esa pequeña conversación, querida audiencia, fue la primera vez que dije en voz alta y fuerte: No; eso no es verdad. Sé que me amas. Sé que te preocupas por mi. Pero esta es mi vida, no la tuya, estas son mis alas no las tuyas y solo yo sé cómo las debo usar. 

Recuerdo que en medio del dolor me sentí fuerte y poderosa. Me sentí, irónicamente, cerca de mi madre, por ejercer el carácter y el temple que admiraba en ella. Recuerdo sentir por todo mi cuerpo que esa era la decisión correcta. No voy a negar que cuando al día siguiente me llamó a pedirme disculpas y darme la razón pude respirar más tranquila. 

No obstante, mi querida audiencia, en algo me equivoqué. Di la respuesta incorrecta. Me gustaría, ahora, que por fin estoy contando esta historia, tomarme este espacio para decir la que creo que hubiera sido más indicada: 

"No, mami, no estoy dejando ir al único ser humano que me va a cuidar. 

Yo me voy a cuidar. 

De la misma manera en la que tú cuidaste de mí. Es más, me voy a cuidar mejor de lo que tú me cuidaste a mí, porque ahora me conozco un poco más. 

Es porque me quiero cuidar mejor, que voy a dejar ir a Richard. Sí, él me enseñó amar más y mejor pero tú me ensañaste a que una mujer puede y debe, cuando es necesario, decir adiós. 

Tú me demostraste que una mujer puede sola. 

Honrando esa lección, debo dejarlo ir y tengo esta vez que decirte que no; te equivocas.

No sé quién seguirá después de Richard, o después del que venga después de Richard.

Pero sé que estaré bien, porque hay alguien que siempre va a estar acá amándome, cuidándome y velando por mi bienestar y esa soy yo. La mujer que criaste, para que un día ella tuviera el criterio de responderte y decirte: sé que me amas, pero gracias a todo eso que me enseñaste, yo sé como amarme mejor."

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